En Australia, el cuerpo de una niña de 12 años fue descubierto en un sistema de ríos cerca del arroyo Palumpa, al suroeste de Darwin. La menor desapareció después de nadar en un área conocida por la presencia de cocodrilos. Según los informes policiales, el cuerpo de la niña mostraba signos de haber sido atacada por uno de estos animales, con heridas mortales que confirmaron la causa de su muerte.
La tragedia ocurrió a pesar de los esfuerzos de búsqueda intensiva desplegados por una comunidad devastada y conmocionada por lo ocurrido. La sargento Erica Gibson de la policía de Darwin describió el hallazgo como «horrible y devastador» para la familia de la víctima. Un operativo de búsqueda compuesto por unas 40 personas se movilizó en la zona para localizar a la niña, y ahora continúa la búsqueda del cocodrilo responsable del ataque.
En Australia, especialmente en el Territorio del Norte, donde este incidente tuvo lugar, los cocodrilos de agua salada son una presencia común en los cuerpos de agua locales. Estos cocodrilos pueden alcanzar hasta 20 pies de largo y, aunque suelen alimentarse de peces y otras especies, no dudan en atacar a personas que se aventuran en su territorio.
Este trágico incidente ha destacado los riesgos asociados con la interacción humana en áreas donde estos depredadores naturales son una parte integral del ecosistema local.