POR José Inés Figueroa Vitela
Los panistas que en estos seis años le cogieron cariño al presupuesto, quieren seguir haciéndoselo, durante los siguientes años al nuevo gobierno.
Aunque el Secretario General del Gobierno saliente, GERARDO PEÑA FLORES, le dijo al coordinador de la recepción de la nueva administración, que han sido mentiras, mitos, lo que se ha dicho, de anomalías en la despedida, la verdad sigue rebasando a la ficcción imaginable.
Lo que le ha llegado a JESÚS LAVIN VERASTEGUI y al mismo AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, sigue quedándose corto, frente a lo que ha pasado y sigue pasando de manera creciente en estos días. Botón de muestra, lo que hicieron la semana pasada con las empresas del diputado de Movimiento Ciudadano, GUSTAVO CÁRDENAS GUTIÉRREZ, presionándolo para que también se sume al PAN en el Congreso.
En el acto, se dijo que un alto funcionario, parte del cuadro chico, en el círculo de la corrupción sexenal, era quien coordinaba el operativo, para encontrar o inventar cualquier justificación, para cerrar esas fuentes de empleo de cientos de victorenses.
En realidad, quien recibió la instrucción e hizo ejecutarla, es un “trabajador de base” de reciente alta en tal nómina.
GUSTAVO CASTRO ORMAECHEA, apareció como servidor público estatal en este sexenio y sí, hasta hace unos días era alto funcionario, Coordinador Jurisdiccional de la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios, COEPRIS, número uno.
Hace unos días, decía, lo degradaron, a “simple” Verificador Sanitario. Aunque está arriba de la media, en el tabulador salarial de los trabajadores del gobierno estatal, no percibirá las compensaciones que, seguro, le seguirán dando por este mes como funcionario.
A cambio, tendrá asegurada la chamba en el servicio público y la patente, que solo a quienes tienen vocación de delincuentes sirve, para seguir medrando con permiso oficial, corriendo acosos, amenazas y extorsiones a los empleadores privados.
Eso –de prolongar cotos de delito e impunidad- creerán él y los otros 4 mil panistas, que en estas semanas han estado “basificando”, los que ya se van y se resisten a hacerlo. Incluido el hermano de aquel, JAVIER CASTRO ORMAECHEA, el delincuente al que el que ya se va también le inventó un falso nombramiento de Fiscal Anricorrupción, en su caso, hecho para perseguir e inventar delitos a quienes “el patrón “ escogió como adversarios políticos, sentimentales, o sociales.
Quienes en el pasado, el presente, o su fantasmagórico futuro, consideró fuera de sus égidas, le rivalizaran o tuviera cualquier talento, propiedad o cosa que se le antojara agenciarse de mala manera.
En el caso del hermano, ya sabe, como no podía heredarlo como “Fiscal Anticorrupción Carnal”, antes lo metió como Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, igual que a los demás, desde el Presidente del Supremo, sin reunir el perfil y/o los requisitos de ley.
El hecho es que el doctor LAVÍN VERÁSTEGUI, actuando de buena fe, dio por buenas, las declaradas intenciones del coordinador de la entrega, de dar paso a la transparencia y la cordialidad en el proceso de recepción.
Pero en las primeras de cambio se toparon con la realidad que ya sospechaban. La edición de la revista Proceso de esta semana, inicia precisamente con una entrevista-reportaje, al gobernador electo AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, sobre las resistencias de quienes dejaron pasar seis años en el limbo y cuando se ha terminado su periodo, dan visos de querer quedarse.
“El gobernador electo está a ciegas”, asienta la publicación nacional, hablando del cierre al acceso a información sobre “las condiciones reales en las que se encuentra la entidad”. Abunda sobre lo que, a la vez, por la vía legislativa, se evita, en materia de la entrega recepción de áreas estratégicas, como el agua potable, la seguridad, la fiscalización y la “inteligencia” institucional, endosadas al Fiscal Michoacanazo.
Ninguna sucesión en el país ha resultado tan turbia. “En otras circunstancias, buscaría un acuerdo, incluso la conciliación, pero hoy los gestos de aproximación no encuentra reciprocidad”, declaró AMÉRICO al reportero de Peoceso: La posición es enturbiar el proceso de entrega-recepción, con la finalidad de no dejar ver claramente, cuáles son las condiciones reales de lo que está viviendo la entidad, lo que hace suponer anomalías en grado superlativo.