A partir del 1 de julio, Grecia implementará nuevas regulaciones laborales que permitirán a ciertas industrias y servicios esenciales extender la semana laboral a seis días, en un intento por enfrentar la escasez de mano de obra y combatir el trabajo informal. Esta medida va en contra de la tendencia global de reducir la jornada laboral, y ha generado controversia en un país que ha soportado 15 años de recesión, austeridad y estrictos paquetes de rescate.
La nueva regulación implica que, para los sectores afectados, la semana laboral normal será de 48 horas en lugar de las 40 actuales. Los trabajadores que trabajen horas extra recibirán un 40% adicional durante las ocho horas adicionales y un 115% de su salario normal si trabajan en un día festivo. Los empleadores deberán notificar a los empleados al menos 24 horas antes del inicio del turno. Además, podrán ofrecer a los nuevos trabajadores un período de prueba de hasta seis meses y despedirlos durante el primer año sin compensación ni aviso, a menos que se acuerde lo contrario. Los empleadores que impidan a los trabajadores acudir a trabajar durante las huelgas serán castigados con multas.
Esta medida afecta principalmente a instalaciones industriales, manufactureras y empresas que operan las 24 horas del día, los siete días de la semana. Sin embargo, los sectores del turismo y la restauración no están incluidos en esta disposición. El gobierno griego argumenta que estas nuevas reglas facilitarán la administración y proporcionarán mayor transparencia sobre las horas extras, además de combatir la informalidad y ofrecer incentivos como la formación gratuita para que los empleados puedan mejorar sus habilidades y adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral.
La implementación de la semana laboral de seis días ha sido recibida con fuertes críticas y protestas. El día antes de que se aprobara la ley en septiembre de 2023, trabajadores del sector público, incluyendo profesores, médicos y trabajadores del transporte, abandonaron sus puestos de trabajo en señal de protesta, afirmando que la reforma constituía una afrenta a los derechos de los trabajadores y podría crear condiciones “bárbaras”.
A pesar de estas críticas, la economía griega muestra señales de recuperación. Se espera que el PIB crezca un 2.2% este año y un 2.3% el próximo, superando la media de la eurozona, según la Comisión Europea. El desempleo, actualmente en 10.3%, podría caer al 9.7% en 2025. Sin embargo, la migración de jóvenes cualificados y la disminución de la población complican la situación del mercado laboral. Jens Bastian, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad en Berlín, sugiere que Grecia necesita realizar reformas estructurales para crear trayectorias profesionales viables, igualdad de oportunidades y salarios que reflejen la experiencia profesional.
Aunque la semana laboral de seis días no es una medida universal, varias empresas han mostrado interés en adoptarla para mejorar su operatividad y atender mejor a sus clientes, especialmente en sectores con alta demanda estacional y escasez de mano de obra. No obstante, Bastian advierte que trabajar más horas no resolverá los problemas económicos de Grecia a largo plazo. Las nuevas regulaciones ajustan legalmente la realidad laboral existente, donde muchos ya trabajan más de cinco días a la semana. Sin representación sindical adecuada en muchas organizaciones, especialmente en pequeñas y medianas empresas, los empleados pueden sentirse obligados a aceptar estas condiciones para mantener sus trabajos.
A pesar de los aumentos salariales recientes, que llevaron el salario mínimo mensual a 830 euros (889 dólares / 16 mil 300 pesos mexicanos) y el salario promedio a 1,250 euros (1,339 dólares / 24 mil 557 pesos), muchos trabajadores aún enfrentan dificultades debido a la inflación persistente y las reducciones salariales anteriores. Las horas de trabajo adicionales podrían incluso llevar a algunos empleados a pagar más impuestos y cotizaciones sociales, neutralizando los beneficios salariales.
Los estudios sugieren que una semana laboral de cuatro días puede reducir el estrés, mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y aumentar la felicidad de los empleados. Esto puede traducirse en una mejor salud y una mayor sensación de bienestar general. También puede conducir a una mayor productividad, ya que la presión por ser eficiente y concentrado durante las horas de trabajo puede llevar a los empleados a hacer más en menos tiempo.
El año pasado, los resultados del mayor ensayo del mundo sobre el horario reducido mostraron que los trabajadores que trabajaban cuatro días eran tan productivos como los que trabajaban cinco días a la semana. La organización sin fines de lucro que dirigió el programa piloto lo calificó de “éxito rotundo en prácticamente todos los aspectos”.