Tras las devastadoras inundaciones provocadas por la tormenta Daniel, Libia se encuentra sumida en una crisis humanitaria. Los cadáveres se amontonan en las calles y las morgues están desbordadas, incapaces de recibir más cuerpos. Se estima que más de 5 mil personas han perdido la vida, mientras que 30 mil han sido desplazadas y alrededor de 10 mil se encuentran desaparecidas, según datos de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR).
Las autoridades del este del país temen que el balance final de esta tragedia sea aún mayor debido a la magnitud de la devastación y las dificultades para proporcionar ayuda a las víctimas. Familiares fuera de la zona afectada se encuentran angustiados por la falta de comunicación con sus seres queridos.
La comunidad internacional ha comenzado a enviar ayuda a Libia en respuesta a esta crisis. Turquía enviará material para establecer dos hospitales temporales, además de equipos médicos y de rescate. España ha anunciado una contribución de un millón de euros para ayudar a través de la AECID y organizaciones como la Cruz Roja y la ONU.
Este desastre llega en un momento en el que Libia ya estaba dividida entre dos gobiernos rivales, uno en Trípoli y otro en el este, aumentando aún más la complejidad de la situación en un país que experimentó una guerra civil en 2011.