El pasado 26 de julio, un grupo de militares del Ejército de Níger llevó a cabo un golpe de Estado, derrocando al presidente democráticamente elegido, Mohamed Bazoum.
Los militares argumentaron la «degradación continua de la situación de seguridad y la mala gestión económica y social» en el país como motivo para la toma del poder. Los golpistas se organizaron bajo el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (CLSP) y decretaron el cierre de las fronteras aéreas y terrestres, la suspensión de todas las instituciones del país y un toque de queda nocturno.
El presidente Bazoum se encuentra retenido en el Palacio Presidencial, mientras el ministro de Exteriores del gobierno derrocado asume el cargo de «presidente del Gobierno interino». La comunidad internacional ha condenado enérgicamente el golpe, instando a la liberación inmediata del presidente Bazoum.
La Unión Africana, la Unión Europea y Estados Unidos han manifestado su rechazo a la acción y su apoyo a la estabilidad democrática en Níger. Níger, un aliado clave en la lucha contra el yihadismo en el Sahel, es el séptimo país de África Occidental y Central que ha experimentado un golpe desde 2020.
Esta situación podría complicar los esfuerzos internacionales para combatir el movimiento yihadista en la región. Cabe mencionar que este es el segundo intento de golpe de Estado en el país, siendo la primera transición democrática de poder en su historia reciente.