La prolongada ausencia de lluvias en la región ha comenzado a generar impactos directos en la actividad ganadera, donde los productores han tomado decisiones estratégicas para enfrentar la crítica situación: la venta anticipada de becerros para proteger a las vacas madre, consideradas el pilar reproductivo del hato.
“El becerro es el que se va primero a la venta, no la vaca. Es lo que nos ayuda a salir del momento, porque las vacas son las que nos producen. Si se sacrifican, ya no hay forma de reponer”, explicó el productor Natividad Rodríguez Mendoza.
El ganadero señaló que esta estrategia también responde a la caída de las exportaciones, lo que ha obligado al sector a redirigir los envíos hacia el mercado nacional, donde la demanda ha permitido equilibrar parcialmente las pérdidas.
A esto se suman las altas temperaturas que caracterizan la temporada y que amenazan con deteriorar aún más las condiciones de los hatos.
Rodríguez Mendoza indicó que, si bien en junio se registraron algunas lluvias que ofrecieron un respiro momentáneo, la falta de precipitaciones en julio ha disipado rápidamente esa humedad.
“Todavía hay una ligera esperanza de lluvias, pero si no llegan a más tardar en agosto, que es cuando empieza la canícula más intensa, la situación se va a complicar”, advirtió.
Pese a ello, el productor descartó un escenario de descapitalización generalizada en el sector, asegurando que la comercialización oportuna de becerros permite conservar a las vacas madre y mantener la producción en pie.
“Estas decisiones son parte de las estrategias ganaderas para mitigar los efectos del clima y evitar pérdidas mayores en el corto plazo”, concluyó