La Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles fue el escenario para la misa de cuerpo presente de Fernando Valenzuela, donde amigos, familiares y seguidores se reunieron para celebrar la vida del legendario pitcher mexicano. Su hijo, Fernando Valenzuela Jr., ofreció unas sentidas palabras, recordando la humildad y los consejos que su padre le dejó como legado.
“Esta es una misa de celebración de la vida de mi papá. No soy de llorar, pero se fue una de las personas más importantes de mi vida. Gracias a todos por estar aquí y por honrar su memoria. Para los Dodgers y para todos en Los Ángeles, el número 34 es más que un símbolo, es un tributo a su legado”, expresó Valenzuela Jr.
En su discurso, recordó una anécdota que destacó el respeto que inspira el número 34 en los Dodgers. “Recuerdo cuando Manny Ramírez quiso usar el número, pero le dijeron que no era posible porque es sagrado aquí en Los Ángeles”, relató con orgullo.
Valenzuela Jr. también compartió conmovido cómo su padre, aunque reservado al principio, era una persona cercana y amistosa. “Si llegabas a conocerlo bien, no paraba de hacer bromas y contar chistes. Era una persona de pocas palabras, pero cuando se sentía en confianza, siempre regalaba su buen humor”, recordó con una sonrisa.
Describió a su padre como un hombre generoso, siempre dispuesto a firmar autógrafos y a dar su amistad sin reservas. “A mi papá le gustaba escuchar a la gente, dar consejos y bromear; esa sencillez lo acompañó toda su vida. Amaba tanto el béisbol que decía que jugaría gratis, solo para ponerse sus spikes y lanzar una recta”, añadió.
Finalmente, Valenzuela Jr. recordó los consejos que su padre le repetía: “llega a tiempo, rasúrate, haz las cosas bien, sé respetuoso y siempre trabaja duro.”