Ayer se dio a conocer el fallecimiento de uno de los pocos carniceros tradicionales que quedaban en Nuevo Laredo, se trata de “Lupe”, propietario de La Pequeña, una de las pocas carnicerías se barrio que quedan en la ciudad.
El asueto confundió a muchos, aunque el moño negro afuera del local en un día con mucha demanda y soleado, percató a otros de esta sensible pérdida.
La Pequeña fue por años una carnicería referente en el sector de la Colonia Viveros, donde a diario se despachaba con entusiasmo todo tipo de cortes, desde la comida del diario, hasta los de carnes asadas.
Además de esto en punto de las 7:00 de la tarde de lunes a viernes, “Don Lupe” ya tenía listo el delicioso chicharrón de res que se anuncian cuadras alrededor con su distintivo y llamativo aroma.
Los domingos desde temprano “Lupe” era conocido por atender con deliciosa barbacoa de cabeza con salsita casera que daba para llevar.
Semana a semana, día a dia, Don Lupe nunca dejó de atender La Pequeña hasta el día en que se fue. La alegre imagen del “Güero” alegre de voz amable y despreocupada, que formaba parte del paisaje de la frontera entre la Colonia Viveros y Victoria ya no se escuchará.
Esa familiar frase de “¿Qué va a llevar joven?” Ya no se escuchará detrás del mostrador, así como tampoco el “Llévese un aguacate” a cambio del vuelto.
Sin duda la partida de Don Lupe, dejará un gran hueco entre todos aquéllos que crecieron escuchando el ruido de la sierra cortando las chuletas, entre el hervor de los jugos de la barbacoa y las tripitas cocinándose, entre el penetrante olor a hierro de la moglobina y la amable sonrisa de uno de los últimos carniceros de Nuevo Laredo.