La sonda Osiris-Rex de la NASA ha logrado un hito histórico al aterrizar en el desierto de Utah, Estados Unidos, con la mayor muestra de asteroide jamás estudiada. Este evento culmina una misión que comenzó hace siete años con el lanzamiento de la sonda.
El descenso de la muestra, tomada del asteroide Bennu en 2020, fue supervisado por sensores militares y se logró con éxito gracias a la utilización de dos paracaídas. Se estima que la muestra contiene alrededor de 250 gramos de material, superando significativamente las dos muestras previamente recolectadas por misiones japonesas.
El material recopilado será invaluable para la comprensión de los asteroides y su relación con la Tierra. Según el jefe de la agencia espacial estadounidense, Bill Nelson, esta muestra ayudará a mejorar nuestra comprensión de los tipos de asteroides que podrían representar una amenaza para la Tierra y arrojará luz sobre los orígenes del sistema solar.
La científica de la NASA, Amy Simon, comparó la importancia de esta muestra con las rocas lunares traídas por el programa Apolo en la década de 1970. La muestra se trasladará al Centro Espacial Johnson en Houston, Texas, donde se abrirá una caja hermética para su análisis, un proceso que llevará varios días.
Los científicos creen que Bennu, el asteroide de origen de la muestra, podría contener pistas importantes sobre los orígenes y el desarrollo de los planetas rocosos como la Tierra, dado que su química y mineralogía apenas han cambiado desde su formación hace unos 4,500 millones de años. Además, existe la posibilidad de que contenga moléculas orgánicas que son cruciales para la aparición de la vida.
Esta misión se suma a otros esfuerzos internacionales para estudiar asteroides y meteoritos que han bombardeado la Tierra en sus inicios, aportando los ingredientes primordiales para la vida en el joven planeta. La sonda Osiris-Rex partió de Bennu en mayo de 2021 y realizó un viaje de 900 millones de kilómetros de regreso a la Tierra, incluyendo dos órbitas alrededor del Sol.