La Casa Blanca anunció una serie de bombardeos en Irak y Siria como respuesta al ataque que resultó en la muerte de tres militares estadounidenses por parte de un grupo proiraní. El presidente Joe Biden declaró: «Nuestra respuesta empieza hoy». En la operación de represalia, al menos 18 combatientes proiraníes perdieron la vida, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El Mando Central de Estados Unidos (Centcom) informó que los bombardeos, dirigidos a objetivos vinculados a la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán y milicias proiraníes, abarcaron más de 85 objetivos con más de 125 municiones de precisión. La operación duró unos treinta minutos y fue considerada un éxito.
La respuesta estadounidense apuntó a instalaciones de mando y control, centros de inteligencia, almacenes de drones, cohetes, misiles, así como edificios logísticos e instalaciones que aseguran la cadena de suministro de estos grupos. La Casa Blanca afirmó que los ataques estaban dirigidos tanto a las fuerzas de élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán como a grupos de milicianos relacionados.
El presidente Biden destacó que la respuesta continuará en lugares y momentos elegidos por Estados Unidos. Las milicias respaldadas por Irán en Irak amenazaron con mantener los ataques contra las fuerzas estadounidenses en la región. Biden asistió a la llegada de los restos de los militares fallecidos antes de ordenar los ataques.
La situación ha aumentado las tensiones en la región, y la milicia Al Nujaba anunció su intención de seguir atacando a las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio, mientras que la milicia proiraní Kataib Hezbolá suspendió sus ataques. La Casa Blanca fue acusada de llevar a cabo una «máquina de guerra psicológica».