Estados Unidos registró en 2024 el menor número de muertes por sobredosis en cinco años, con un total de 80 mil 391 fallecimientos, según informaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta cifra representa una caída del 27% respecto al año anterior, cuando se reportaron más de 110 mil decesos, y muestra un avance significativo en la lucha contra la crisis del fentanilo.
Las muertes vinculadas a este opioide sintético pasaron de 76 mil en 2023 a poco más de 48 mil en 2024. Sólo los estados de Dakota del Sur y Nevada registraron aumentos. Aunque los CDC destacan el progreso logrado, advirtieron que las sobredosis siguen siendo la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 44 años, lo que implica que los esfuerzos deben continuar.
El descenso se logró en gran parte gracias a las políticas de la administración de Joe Biden, que fortaleció el acceso a tratamientos contra la adicción y promovió el uso de naloxona, un fármaco que revierte los efectos de los opioides. Sin embargo, el actual presidente Donald Trump, quien retomó el cargo en enero, se atribuyó parte del mérito por haber declarado la crisis como una emergencia de salud pública desde 2017.
Trump también ha usado la problemática del fentanilo para presionar a México y China, acusándolos de permitir la fabricación y exportación de los componentes clave que utilizan los cárteles para producirlo ilegalmente. Según Trump, estos grupos criminales han hecho una fortuna vendiendo drogas y destruyendo vidas en Estados Unidos.
La epidemia de opioides, que comenzó en los años noventa por la comercialización masiva de analgésicos, ha cobrado más de un millón de vidas en las últimas dos décadas. El fentanilo, que es hasta 50 veces más potente que la heroína, suele mezclarse con otras drogas como metanfetamina y cocaína, lo que aumenta su letalidad. El gobierno estadounidense ahora enfrenta el reto de sostener esta tendencia a la baja y frenar el ingreso de estas sustancias al país.