El presidente argentino, Javier Milei, sostuvo un encuentro histórico con el papa Francisco en el Vaticano, buscando estrechar la relación entre ambos líderes opuestos ideológicamente. Durante la audiencia, que duró una hora y diez minutos, se abordaron temas de tensión política y social en Argentina. Aunque Milei había insultado al papa en el pasado, el encuentro se llevó a cabo en un tono más formal, con intercambio de regalos y cordialidad.
El presidente argentino presentó a su compatriota y ex arzobispo de Buenos Aires unos alfajores de chocolate negro rellenos con dulce de leche, galletas de limón y una tarjeta postal de los Correos argentinos en honor de Mama Antula. A su vez, el papa regaló a Milei su discurso por la paz de este año, que insta a regular la inteligencia artificial, y un medallón de bronce inspirado en el baldaquino de la Basílica de San Pedro, con la paloma del Espíritu Santo como símbolo de unidad, fuerza e inspiración.
A pesar de las diferencias ideológicas conocidas entre ambos, la audiencia también abordó cuestiones económicas. Milei, defensor del libre mercado, aboga por un recorte radical del gasto público y privatizaciones, mientras que el papa Francisco critica las derivas económicas y medioambientales del neoliberalismo, abogando por la protección de los más vulnerables.
El Vaticano no se ha pronunciado aún sobre un posible viaje de Francisco a Argentina este año. La tensión política en Argentina, especialmente tras el naufragio de la Ley Ómnibus en la cámara baja, añade un trasfondo a la reunión.
El presidente Milei también se entrevistó con Pietro Parolin, el Secretario de Estado vaticano, para discutir el programa del nuevo gobierno argentino para enfrentar la crisis económica en el país. La inflación cerró el año pasado por encima del 200%, y la pobreza afecta al 40% de la población.
A pesar de las diferencias pasadas, Milei extendió una invitación oficial a Francisco para visitar Argentina, y ambos líderes mostraron una nueva sintonía con abrazos durante la canonización de Mama Antula. Este encuentro marca un cambio de tono en la relación entre Milei y el papa, que hasta ahora había evitado visitar Argentina para no ser utilizado políticamente.