La Casa Blanca lanzó una advertencia contundente a China al señalar la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 245% como parte de la escalada en la guerra comercial entre ambas potencias. Esta medida, promovida por el expresidente Donald Trump, busca presionar al gigante asiático por sus prácticas comerciales y sus represalias a las sanciones previas.
Desde Beijing, las autoridades tacharon la amenaza de irracional y acusaron a Washington de usar los aranceles como herramienta de chantaje, advirtiendo que no desean el conflicto, pero tampoco lo temen. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China instó a Estados Unidos a abandonar la presión extrema y negociar sobre la base del respeto mutuo y la igualdad.
La situación se agravó luego de que China incrementó sus tarifas sobre productos estadounidenses del 84% al 125%, mientras que Estados Unidos mantiene tarifas de hasta el 145% sobre exportaciones chinas. El conflicto se intensificó tras una investigación estadounidense sobre la seguridad nacional en relación con importaciones clave como autos eléctricos, baterías y teléfonos inteligentes.
Aunque la administración de Trump asegura haber pausado los aranceles más altos para otros países, China no fue incluida en ese margen de maniobra. En paralelo, el expresidente aplaudió avances con Japón, que también enfrenta medidas arancelarias sobre automóviles y metales.
Delegaciones de Corea del Sur e Indonesia se preparan para visitar Washington en busca de acuerdos comerciales, en medio de una guerra económica global que sigue reconfigurando alianzas y tensiones. China, mientras tanto, reitera su disposición al diálogo, pero exige condiciones justas para resolver el conflicto.