La cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro concluyó con un mensaje contundente del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien urgió a los líderes a intensificar los compromisos climáticos nacionales. Lula destacó la necesidad de adelantar las metas de neutralidad de carbono a 2040 o 2045, subrayando la creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales como evidencia del impacto del cambio climático.
El mandatario enfatizó que 2024 podría ser el año más caluroso registrado, lo que demanda acciones inmediatas y coordinadas. Brasil, como anfitrión, lideró el debate sobre el cambio climático, instando a los países del G20, responsables del 85% de la economía global y tres cuartas partes de las emisiones, a tomar medidas más ambiciosas. Este llamado adquiere mayor urgencia ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que podría alterar las dinámicas internacionales de cooperación climática.
La cumbre también abordó la importancia de fortalecer la respuesta global al cambio climático antes de la COP30. Lula insistió en que no hay tiempo que perder y que los líderes deben asumir un papel más activo para evitar un agravamiento de la crisis ambiental.