El Real Madrid sufrió una dura eliminación en la Champions League al caer 1-2 ante el Arsenal en el Santiago Bernabéu, quedando fuera en cuartos de final con un global de 1-5. El equipo blanco, vigente campeón, no mostró el carácter ni el fútbol necesarios para remontar la desventaja, pese al impulso inicial de su afición y al empate momentáneo de Vinícius Júnior.
Bukayo Saka abrió el marcador para los ingleses y Gabriel Martinelli sentenció en el tiempo añadido, en un partido donde los de Ancelotti no tuvieron claridad ni agresividad. El Madrid se mostró errático, con escasa generación ofensiva y superado por un Arsenal ordenado, que controló los tiempos del juego y aprovechó los errores rivales para asegurar su pase a semifinales por primera vez desde 2009.
Incluso fallando un penalti al inicio, el equipo londinense fue superior en el planteamiento y ejecución. El Madrid tuvo algunas acciones puntuales —un gol anulado a Mbappé por fuera de juego, un penalti revertido por el VAR y una ocasión de Endrick— pero nunca se sintió una amenaza real. La lesión de Mbappé y la falta de respuesta táctica y emocional marcaron el adiós prematuro de un equipo que no estuvo a la altura de su historia europea.