La Diócesis de Nuevo Laredo se encuentra en plena preparación para uno de los eventos más importantes en su historia: la ordenación episcopal y toma de posesión de Monseñor Luis Carlos, quien será el cuarto obispo de esta Iglesia particular.
La ceremonia está programada para el 14 de enero de 2026, al mediodía, en la Catedral del Espíritu Santo. El padre Jesús Alberto Tijerina Bernal, vicario general de la Diócesis, destacó la relevancia del acontecimiento: “Es una fecha sin precedentes, porque en toda la historia de Nuevo Laredo nunca se había celebrado una ordenación episcopal aquí mismo”, afirmó.
Los anteriores obispos —don Ricardo Watty Urquidi, don Gustavo Rodríguez Vega y monseñor Enrique Sánchez Martínez— recibieron la ordenación en sus respectivas diócesis de origen, por lo que este acto representa un hecho histórico para la comunidad católica de la frontera.
Actualmente, Monseñor Luis Carlos se desempeña como párroco de la Catedral de Chihuahua y vicario general de esa Arquidiócesis. Una comitiva de sacerdotes neolaredenses ya sostuvo un encuentro con él en aquella ciudad.
“Nos impresionó el cariño que su comunidad le tiene; nos decían: ‘Se llevan la joya de la corona de Chihuahua’”, compartió el padre Tijerina. El vicario explicó que la organización del evento ya está en marcha con un comité integrado por sacerdotes, religiosas y laicos, quienes coordinan la logística, la participación comunitaria y los preparativos litúrgicos.
“Queremos un evento digno de este acontecimiento, con sencillez, pero bien preparado, para que la mayoría de las personas puedan vivirlo”, subrayó.
Aunque aún no se ha confirmado una visita previa del futuro obispo, la Diócesis mantiene comunicación constante con él para informarle sobre la realidad pastoral local: el número de parroquias, los sacerdotes en servicio, las comunidades religiosas y los desafíos sociales que enfrenta la región fronteriza.
“El 14 de enero, a las 12 del mediodía, seremos testigos de un acontecimiento histórico para nuestra Iglesia de Nuevo Laredo”, concluyó el vicario general, quien invitó a la comunidad a vivir este proceso con fe, oración y unidad.








