La comunidad católica se reunió la tarde del miércoles en la catedral del Espíritu Santo, en una misa especial, para celebrar los 35 años de la fundación de la Diócesis de Nuevo Laredo.
Esta institución fue establecida el 6 de noviembre de 1989 por el Papa San Juan Pablo II, y desde entonces ha sido un pilar en la vida espiritual y comunitaria de la región.
Durante la misa, presidida por Monseñor César Garza Miranda, se recordó el compromiso de la comunidad con su fe y la palabra de Dios, elementos que han sostenido el camino de esta Iglesia diocesana durante más de tres décadas.
Monseñor Garza destacó el valor de la fe en Dios, especialmente en tiempos de adversidad, recordando a los asistentes que “no estamos solos, porque Él siempre está con nosotros, en nuestros momentos de dolor y enfermedad”.
“Es muy trascendental en nuestra vida, el amor que Dios nos tiene, no pensemos que estamos solos porque él siempre está con nosotros, en nuestros momentos de dolor y enfermedad, él está presente siempre y no nos abandona”, expresó.
El mensaje central de la homilía enfatizó la unidad de los fieles como un solo cuerpo en Cristo. “Como Diócesis, estamos llamados a ser templo vivo de Dios, a vivir como una sola familia en la fe”, mencionó, recordando la misión de construir una comunidad cohesionada y solidaria.
Además, Monseñor señaló la importancia de reflexionar sobre la fidelidad y el compromiso con Dios, en sintonía con el llamado de Cristo de buscar la salvación de todos.
Citó las palabras de Jesús sobre “otras ovejas que no son de este redil”, reiterando el deseo del Padre de que todos encuentren su camino en la fe.
La celebración concluyó con una invitación a la comunidad para que continúe construyendo el Reino de Dios en esta región del norte de México. “Somos piedras vivas que edifican este reino en Nuevo Laredo”, concluyó Monseñor, alentando a los fieles a seguir caminando con gozo y compromiso en su ser Iglesia.