El Parlamento de Corea del Sur destituyó al presidente Yoon Suk-yeol, marcando un momento decisivo en la historia política del país. Con 204 votos a favor, la oposición y miembros disidentes del partido oficialista aprobaron la moción tras el fallido intento del mandatario de imponer la ley marcial el 3 de diciembre, una acción que desató protestas multitudinarias y una crisis política. Al conocer la decisión, al menos 200 mil personas celebraron frente al Parlamento, mientras otras 30 mil manifestaban su apoyo al líder depuesto.
Yoon, quien queda suspendido de su cargo mientras la Corte Constitucional decide sobre la validez de la destitución en un plazo de 180 días, expresó su frustración en un discurso televisado y pidió el fin de las políticas de confrontación. En su lugar, el primer ministro Han Duck-soo asumirá como presidente interino, comprometiéndose a garantizar estabilidad en el gobierno.
La comunidad internacional, incluida la diplomacia estadounidense, destacó la fortaleza democrática del país. Antony Blinken, secretario de Estado, reafirmó el apoyo a la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur. Sin embargo, el destino político de Yoon sigue incierto, ya que la Corte Constitucional podría revertir la decisión, como ocurrió con Roh Moo-hyun en 2004, o confirmar su destitución, repitiendo el caso de Park Geun-hye en 2017.