El Zócalo de la Ciudad de México fue testigo de una mezcla de júbilo y melancolía mientras miles de personas se reunían para presenciar el último Grito de Independencia del presidente Andrés Manuel López Obrador. Mexicanos de todas partes del país, e incluso del extranjero, llegaron al corazón de la capital para despedir al mandatario tabasqueño, quien levantó su mano en señal de agradecimiento tras escuchar los gritos de sus seguidores que, con fervor, le pedían: “No te vayas, no te vayas”.
Entre los asistentes estaba Francisco, un migrante que viajó desde Colorado, Estados Unidos, gracias a los boletos de avión que su familia le obsequió. Para él, este evento fue más que un acto político; fue un momento profundamente sentimental. Otros, como Rubén, que viajó desde Jalisco, confesaron sentir el corazón latiendo con fuerza por estar presentes en este momento histórico. Myriam, quien llegó con 20 familiares, vestía con orgullo una camiseta con la imagen del presidente y la icónica frase “Me canso, ganso”.
La atmósfera festiva fue marcada por una cantidad masiva de pirotecnia y artículos con la imagen de López Obrador, en lo que muchos consideraron el fin de una era. Para algunos, la despedida del presidente dejó un sentimiento de orfandad, reflejado en los rostros emocionados de quienes no querían que este fuera su último grito como mandatario.