Con una afluencia de más de 10 mil vehículos el fin de semana, Capufe mantuvo abierta una sola caseta para el procesamiento de los viajeros.
En plena temporada vacacional de diciembre, usuarios del Puente Internacional II “Juárez-Lincoln” manifestaron su molestia debido a que Caminos y Puentes Federales (Capufe) no mantiene abiertas todas las casetas de pago, provocando retrasos significativos.
Durante el fin de semana, con una afluencia de más de 10 mil vehículos, solo una caseta estaba operativa, lo que generó filas kilométricas sobre el Bulevar Colosio, extendiéndose más allá de la avenida 20 de Noviembre.
Usuarios reportaron tiempos de espera superiores a tres horas, a pesar de que la plataforma del puente se encontraba libre.
“Pensábamos que el problema era en el lado americano, pero al llegar aquí nos dimos cuenta que solo una caseta estaba abierta. Venimos de Monterrey y no entendemos por qué no operan todas, si ya no hay remodelaciones”, comentó Fermín Castañeda, un usuario afectado.
Trabajadores de Capufe señalaron que la falta de personal es la causa principal de no poder abrir todas las casetas, solicitando paciencia a los conductores.
Sin embargo, los usuarios reclaman que esta situación genera un “cuello de botella”, donde filas de hasta cuatro carriles sobre el bulevar Colosio se reducen a uno solo al llegar a las casetas, generando caos vehicular y riesgos de conatos de pleito entre automovilistas.
La molestia creció al confirmarse que CBP en Laredo, Texas, habilitó más casetas debajo del puente para agilizar el procesamiento de viajeros, mientras que en el lado mexicano persisten las fallas.
Además, algunos usuarios señalaron que guardias intentan organizar el tráfico por momentos, pero pronto abandonan la labor, permitiendo que el desorden continúe.
“Es un caos, los vendedores intentan ayudarnos a organizar el tráfico, pero no es su trabajo. Necesitamos que Capufe solucione esto de inmediato”, exigieron usuarios afectados.
Este problema, recurrente durante las temporadas vacacionales, ha generado una creciente frustración entre viajeros y connacionales, quienes demandan soluciones urgentes para evitar mayores retrasos y garantizar un paso eficiente por la frontera.
