A casi un mes del terrible descubrimiento de los restos de más de 200 niños en el Kamloops Indian Residential School, en la Columbia Británica, Canadá está ante otro caso histórico de violencia, discriminación y racismo ejercido contra la comunidad indígena. Este jueves 24 de junio, la Primera Nación Cowessess informó sobre el hallazgo de 715 tumbas anónimas en otro internado católico para indígenas.
Se trata de la Escuela Residencial Indígena Marieval, ubicada en Saskatchewan, donde un colectivo civil indígena halló más de 700 tumbas de menores de edad y personas adultas —aunque en realidad, aún no se sabe con exactitud el número de cuerpos de niñas, niños y adultos que hay en este sitio.
Este es el segundo golpe casi consecutivo al sistema que se construyó entre el gobierno de Canadá y la Iglesia Católica en los siglos XIX y XX, aunque también ha despertado la memoria de la población para que reconozca la deuda que existe con la comunidad indígena y los pendientes en la garantía de derechos humanos.
Descubren más de 700 tumbas anónimas en otro internado indígena en Canadá
“Ningún niño debería haber sido separado de sus familias y comunidades y despojado de su idioma, cultura e identidad.
Ningún niño debería haber pasado su preciosa juventud sometido a una terrible soledad y abusos.
Ningún niño debería haber pasado sus últimos momentos en un lugar donde vivió con miedo para no volver a ver a sus seres queridos”.
Después de que la Primera Nación Cowessess diera a conocer este hallazgo, la reacción del primer ministro Justin Trudeau no se hizo esperar y con un discurso dirigido a la reconciliación pero también a la impartición de la justicia — mediante la memoria colectiva y el reconocimiento de estos crímenes— el político lamentó este hallazgo.
Y es que en Canadá fue establecido un sistema escolar que tenía como objetivo “reclutar” a niños y niñas indígenas para que pudieran incorporarse a “la sociedad” canadiense.
El sistema de internados se basó en el funcionamiento de 139 escuelas que precisamente funcionaban con este propósito.
Así fue como Canadá creó el Sistema de Residencias Indígenas, donde fueron recluidos al menos 150 mil menores y de este grupo hay un registro de cuatro mil 100 muertes por violencia y abuso…
Sólo para darnos una idea, a los menores que entraban a estos internados —por la fuerza— se les impedía hablar su idioma, poner en práctica sus costumbres y, lo más cruel, eran separados y separadas de sus familias.