Corea del Norte ha reanudado una táctica provocadora en su conflicto con Corea del Sur, enviando más de 400 globos cargados de basura al territorio surcoreano. Este nuevo envío, que ocurrió la noche del miércoles, ha sido confirmado por fuentes militares surcoreanas y se dirigió a la provincia de Gyeonggi, que rodea la capital Seúl y limita con Corea del Norte. Este acto marca una escalada significativa en una serie de provocaciones que han aumentado desde mayo, cuando el régimen de Kim Jong-un comenzó a utilizar globos cargados de desechos como una forma de protesta.
El origen de esta hostilidad radica en la respuesta de Corea del Norte a los folletos de propaganda lanzados por activistas surcoreanos hacia el Norte. Estos folletos, que critican el régimen autoritario de Pionyang y promueven la democracia, han sido una fuente constante de irritación para el régimen norcoreano. En respuesta, Corea del Norte ha intensificado sus acciones hostiles, no solo enviando basura a través de globos, sino también realizando declaraciones agresivas hacia Seúl.
El Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano informó que aproximadamente 20 globos fueron recuperados en la provincia de Gyeonggi. Aunque los desechos no presentan una amenaza inmediata, estos actos son vistos como una táctica psicológica y de propaganda destinada a subrayar la animosidad de Corea del Norte hacia Corea del Sur. Esta forma de protesta, aunque menos peligrosa que las amenazas militares, forma parte de una estrategia para contrarrestar la propaganda surcoreana y expresar frustración hacia el gobierno del Sur.
La práctica de enviar globos entre ambas Coreas no es nueva. A lo largo de las décadas, ambos países han utilizado esta técnica para transmitir mensajes propagandísticos o, como en este caso, mostrar desdén hacia el otro. Activistas surcoreanos han lanzado regularmente globos con folletos dirigidos a los ciudadanos norcoreanos, criticando el régimen de Kim Jong-un y denunciando la falta de derechos humanos y libertades básicas en el país vecino. Estas campañas han sido una constante fuente de tensión en las relaciones bilaterales.
La reciente escalada en la “guerra de basura” ha llevado a Corea del Sur a tomar medidas más severas. En respuesta a las provocaciones de Corea del Norte, el gobierno surcoreano suspendió el tratado de reducción de tensiones militares en la frontera, un acuerdo firmado en 2018 que había sido un hito en las relaciones entre ambos países al reducir las hostilidades en la frontera y promover el diálogo. Además, el Ejército surcoreano reactivó sus altavoces de propaganda en la frontera, que emiten mensajes críticos hacia el régimen norcoreano, aumentando aún más las tensiones.
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha adoptado una postura más firme hacia Corea del Norte desde su toma de posesión, priorizando la mejora de los derechos humanos en el Norte sobre la búsqueda de un diálogo inmediato para la reunificación. Este cambio en la política ha sido recibido con escepticismo por algunos analistas, quienes temen que pueda incrementar las provocaciones de Corea del Norte y hacer más difícil el restablecimiento del diálogo.
Corea del Norte ha declarado a principios de 2024 que considera a Seúl su “principal enemigo”, descartando la posibilidad de una reunificación pacífica. Esta retórica ha sido acompañada por un aumento en las pruebas de misiles balísticos y otras demostraciones de poder militar, generando preocupaciones entre los vecinos regionales y la comunidad internacional. La reanudación de las provocaciones con globos, junto con la respuesta surcoreana, sugiere que las posibilidades de un diálogo pacífico son cada vez más remotas, mientras las relaciones entre ambos países siguen deteriorándose.