La capital de Haití, Puerto Príncipe, enfrenta una crisis sin precedentes de violencia, con un 80% de su territorio bajo el control de pandillas, según un análisis realizado por International Crisis Group.
Aunque históricamente las pandillas operaban en barrios marginados, han extendido su dominio a la capital, donde viven tres millones de personas. Esta situación ha empeorado desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2022.
La población ha tomado la justicia por su cuenta y ha linchado a presuntos miembros de pandillas, lo que llevó al primer ministro interino, Ariel Henry, a exhortar a la población a no recurrir a la violencia y a colaborar con la policía proporcionando información para detener a los pandilleros.
La ola de violencia ha llevado al desplazamiento interno de 165,000 personas, y los puertos más grandes de la ciudad están bloqueados, agravando la situación humanitaria. Durante los primeros seis meses de 2023, el país ha registrado alrededor de 300 secuestros, igualando el total del año anterior y triplicando los números de 2021, según Unicef.
Las víctimas de secuestro son mayoritariamente mujeres y niños, utilizados para obtener ganancias financieras o para realizar actividades tácticas por los grupos armados. Unicef ha advertido sobre la grave situación humanitaria en Haití, donde cerca de la mitad de la población, aproximadamente 5.2 millones de personas, necesita ayuda humanitaria.
La presencia y acciones de los grupos armados obstaculizan los trabajos humanitarios y la distribución de ayuda en medio de la creciente inseguridad. Además, el aumento de la violencia ha disparado los precios de los alimentos y ha causado escasez de elementos esenciales, afectando a una población ya empobrecida.