El gobierno de China presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en respuesta a la imposición de un arancel adicional del 10% por parte de Estados Unidos a las importaciones chinas. La medida, implementada por el presidente Donald Trump el 1 de febrero, fue calificada por Pekín como «maliciosa» y perjudicial para sus intereses económicos.
Trump justificó la aplicación de estos aranceles como una estrategia para frenar el tráfico de fentanilo hacia EE.UU., argumentando que China es un importante proveedor de precursores químicos utilizados en la fabricación del opioide sintético. En reacción, Pekín anunció contramedidas, incluyendo aranceles del 10% al 15% sobre productos estadounidenses como carbón, gas natural licuado, petróleo crudo, maquinaria agrícola y vehículos de gran cilindrada. Además, China inició una investigación antimonopolio contra Google y estableció controles a la exportación de minerales estratégicos como el wolframio y el telurio.
Este nuevo episodio en la prolongada guerra comercial entre ambas potencias intensifica las tensiones iniciadas en 2018 con la imposición de aranceles mutuos. Analistas advierten que estas medidas podrían afectar las cadenas de suministro globales y generar inestabilidad en los mercados financieros.
Mientras tanto, Trump anunció una pausa de 30 días en los aranceles previstos para México y Canadá, tras llegar a acuerdos con los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau para reforzar la seguridad fronteriza y combatir el tráfico de drogas y el crimen organizado. Sin embargo, el conflicto comercial con China sigue escalando sin una fecha clara para negociaciones directas.