Con verificación biométrica, el prófugo Alfredo Soto Martínez, de 61 años, fue atrapado en el Puente Juárez-Lincoln acusado de agresión sexual a un menor.
Después de cometer crímenes íntimos los agresores huyen a México o los deportan, pero después de un año o dos regresan porque creen que la justicia olvida.
Los criminales desconocen que en el Centro Nacional de Información sobre Delitos, una base de datos automatizada diseñada para compartir información con agencias policiales, mantiene su información para identificarles cuando regresan a Estados Unidos.
Soto Martínez regresó a Estados Unidos intentando ingresar con bajo perfil en un autobús de pasajeros.
Durante la revisión de sus documentos como residente legal, NCIC alertó que era un ofensor sexual reclamado por la oficina del alguacil en Dallas.
Soto fue llevado a verificar su información biométrica y resultó ser el hombre que estaban señalado como quien atacó a un adolescente.
Durante la revisión biométrica, Soto finalmente aceptó que estaba relacionado a un caso y será trasladado aquella ciudad para ser enjuiciado.