El gobierno de El Salvador, encabezado por el presidente Nayib Bukele, demolió el miércoles el Monumento a la Reconciliación, un ícono representativo del cese de la guerra civil que asoló el país entre 1980 y 1992. Bukele, actualmente fuera de funciones por su candidatura a la reelección, justificó la acción al calificar al monumento como “antiestético” y como una representación de pactos entre exguerrilleros y militares.
El presidente Bukele celebró la demolición del “supuesto ‘monumento a la reconciliación'”, señalando que representaba un pacto entre los involucrados en el conflicto, a los que describió como “asesinos”. En su cuenta de redes sociales, expresó su descontento no solo por su aspecto visual, sino por lo que él considera una exaltación de un acuerdo que no ha beneficiado a la población salvadoreña.
El monumento, erigido en 2017 por el gobierno del FMLN, estaba compuesto por tres estatuas de bronce. Dos de ellas, de siete metros de altura, representaban a una exguerrillera y un militar desarmados liberando palomas de aluminio, simbolizando la reconciliación entre los bandos enfrentados en la guerra. La tercera estatua, de 12 metros, representaba a una madre con los brazos extendidos, portando un anillo en el dedo que simbolizaba el compromiso de la sociedad salvadoreña por vivir en paz.
El ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, anunció que en lugar del monumento se construirá una ruta peatonal como parte de los esfuerzos del gobierno de Bukele para fomentar la paz y la seguridad, resultado, según él, de la lucha contra las pandillas.
El Monumento a la Reconciliación fue erigido como símbolo de los Acuerdos de Paz de 1992, mediados por la ONU, que pusieron fin a una guerra civil que cobró la vida de más de 75 mil personas, dejó a 7 mil desaparecidos y causó pérdidas económicas significativas. El monumento fue inaugurado en 2017 para conmemorar el 25 aniversario del fin del conflicto.