Con un retraso de tres horas y 28 minutos, Bernardo Arévalo finalmente asumió la presidencia de Guatemala, enfrentando tensiones e incertidumbres que marcaron su investidura. La sesión legislativa, programada para las 4 de la tarde, se vio envuelta en un ambiente de incertidumbre ya que la décima legislatura no se instalaba, generando preocupación sobre posibles intentos de boicotear la investidura por parte de la oposición y el oficialismo.
Violentos enfrentamientos entre policías y manifestantes contrastaron con los esfuerzos de diplomáticos y funcionarios de alto nivel, quienes enviaron una carta a los legisladores instándolos a respetar el mandato constitucional y permitir que Arévalo asumiera la presidencia. Este retraso provocó que la investidura se llevara a cabo siete horas después de lo programado, impactando a líderes de Estado invitados y a la sociedad guatemalteca.
La formación de la Junta Directiva también enfrentó obstáculos, con la necesidad de restituir a los 23 asambleístas de Semilla como grupo parlamentario, retrasando aún más los protocolos. Finalmente, a las 10:15 de la noche, la planilla presidida por Samuel Pérez obtuvo los votos suficientes para la Junta Directiva.
Arévalo, luego de asumir y tomar protesta a los nuevos legisladores, se reunió con miles de personas en la plaza central de la capital para celebrar el inicio de su gobierno, vigente hasta 2028.
Obstáculos y Resistencias:
- En junio pasado, un juzgado suspendió al Movimiento Semilla, al que pertenece Arévalo, por corrupción.
- En noviembre, la Fiscalía solicitó quitar la inmunidad de Arévalo por la ocupación de una universidad en 2022.
- En diciembre, un MP acusó a Semilla de lavado de dinero, y Arévalo denunció un «golpe de Estado» en su contra.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, celebró la asunción de Arévalo y anunció que se comunicará con él para reiterar la disposición de México a fortalecer la cooperación bilateral en temas económicos, culturales y migratorios.