Diez años después de su estreno original, Ben Affleck retoma el papel de Christian Wolff en El contador 2, una secuela que llega a las salas bajo la dirección de Gavin O’Connor y con un elenco reforzado que incluye a Jon Bernthal y Cynthia Addai-Robinson. En esta nueva entrega, Wolff se enfrenta a una amenaza más compleja y personal: el asesinato del agente Raymond King, que lo obliga a trabajar junto a su hermano Braxton, con quien comparte no sólo lazos de sangre, sino también habilidades letales.
La cinta se adentra en temas oscuros como la trata de personas, pero sin perder el enfoque en la evolución emocional de sus protagonistas. Affleck ha destacado lo importante que es mostrar la vulnerabilidad humana incluso en personajes tan duros, afirmando que lo verdaderamente interesante es dejar que el público vea lo real detrás del muro. El personaje de Wolff ha logrado mantenerse vigente gracias a la popularidad que la primera película ganó con el auge del streaming, lo cual permitió que nuevas audiencias la redescubrieran.
Ahora, con una historia más profunda, se amplía su universo con personajes que lo acompañan en su transformación, alejándolo de la imagen del justiciero solitario. Bernthal, quien da vida a Braxton, explicó que se trató de una construcción detallada en la que el vínculo familiar y el deseo de justicia impulsan la trama. Las mujeres en esta secuela también cobran fuerza y protagonismo.
Tanto Addai-Robinson como Daniella Pineda destacan por sus papeles que escapan del molde femenino tradicional en películas de acción. Marybeth Medina no es sólo una agente más, sino un personaje central con agencia propia, mientras que Pineda celebra que su rol no sea simplemente un adorno narrativo. La producción, según el equipo creativo, buscó conservar la esencia del primer filme mientras evolucionaba hacia una historia más emocional y poderosa.
A diferencia de otras franquicias de acción, El contador 2 no se limita a la espectacularidad visual, sino que apuesta por una experiencia cinematográfica que combina intensidad con profundidad dramática. Affleck y su equipo entregan una secuela que respeta la inteligencia del espectador y busca, más allá de entretener, conectar emocionalmente.