La Amazonía brasileña enfrenta una crisis ambiental con más de 3 mil incendios registrados en febrero, según datos satelitales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). Esta cifra es un récord para el mes, superando en un 67% el máximo previo de 1,761 incendios en febrero de 2007.
Expertos vinculan esta alarmante situación tanto al cambio climático como a la actividad agropecuaria en la región. Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM Amazonia), destaca el papel del «estrés ambiental» causado por la sequía que azotó la región entre junio y noviembre de 2023. Este estrés crea condiciones propicias para incendios forestales de gran magnitud.
La sequía histórica, vinculada al cambio climático según un estudio del World Weather Attribution, afectó millones de personas, desencadenó incendios forestales masivos y causó daños significativos a la fauna y las reservas de agua. La situación actual se complica por la geografía de la región, dificultando la lucha contra incendios de gran envergadura.
Alencar señala que aunque el factor climático es crucial, es probable que los incendios sean iniciados por prácticas agrícolas, posiblemente relacionadas con la preparación de tierras para la agricultura o la ganadería.
El estado de Roraima, hogar de la reserva indígena yanomami, lidera en número de incendios, con 2,001 focos activos. Esta situación ha llevado a niveles de emisiones de carbono a la atmósfera no vistos en al menos dos décadas, según el servicio de monitoreo europeo Copernicus.
La respuesta a esta crisis ambiental implica la necesidad de medidas urgentes para abordar el cambio climático, evitar la deforestación ilegal y fomentar prácticas sostenibles en la región amazónica.