El ajuste de horario en la zona norte de México, que busca homologarse con el huso de Estados Unidos, entrará en vigor en la madrugada del próximo domingo.
Más allá de modificar la rutina diaria, este cambio tiene repercusiones en la salud física y mental de la población, especialmente en los primeros días de adaptación.
El psicólogo clínico Francisco Barrios, del Módulo Hidalgo de la Jurisdicción Sanitaria V, explica que la alteración del horario afecta principalmente la última fase del sueño, fundamental para un descanso reparador.
“El organismo está acostumbrado a un ritmo biológico. Aunque se duerma una cantidad de horas similar, si la fase profunda del sueño no se completa, la recuperación no será óptima”, señala.
Este desajuste puede generar síntomas como irritabilidad, fatiga y dificultad para concentrarse, lo que supone un riesgo en actividades que requieren precisión, como la operación de maquinaria o la conducción de vehículos.
“Las personas pueden sentirse más distraídas y esto aumenta la probabilidad de accidentes laborales o viales”, advierte el especialista. Además, la falta de descanso adecuado reduce la tolerancia al estrés, afectando las relaciones interpersonales tanto en el ámbito laboral como en el familiar. “Incluso antes del ajuste, algunas personas ya sienten ansiedad por el cambio, lo que puede intensificar la sensación de malestar”, menciona Barrios.
Para facilitar la adaptación, los especialistas recomiendan adelantar progresivamente la hora de dormir en los días previos al ajuste, así como evitar el uso de pantallas electrónicas y el consumo de cafeína antes de acostarse.
“Prevenir es clave para minimizar el impacto. Un buen descanso es esencial para el rendimiento físico y mental”, enfatiza el experto. Aunque la adaptación al nuevo horario puede representar un reto, el cuerpo humano ajusta su reloj biológico en pocos días.
No obstante, es fundamental atender las señales del organismo y tomar medidas para evitar que la falta de sueño afecte la calidad de vida.









