Especialistas advierten que el aire seco y los cambios de temperatura favorecen cuadros como rinitis, asma y bronquitis alérgica, principalmente en niños, adultos mayores y pacientes crónicos
Con la llegada del otoño y las variaciones bruscas de temperatura, los servicios médicos en la región han reportado un incremento de hasta un 30% en las consultas relacionadas con enfermedades alérgicas y respiratorias, informó el doctor Francisco Mejía, presidente del Consejo de Instituciones.
“Es una tendencia esperada en esta temporada. El ambiente seco, sumado a los cambios térmicos, propicia la aparición de alergias, rinitis y broncoespasmos, principalmente a nivel nasal y pulmonar”, explicó el especialista.
Mejía advirtió que estos cuadros, si no se atienden de forma adecuada, pueden derivar en enfermedades más severas, como neumonías o crisis asmáticas, especialmente en personas con mayor riesgo: niños menores de cinco años, adultos mayores de 60 y pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión u obesidad.
“La enfermedad se puede instalar de manera silenciosa y luego manifestarse súbitamente con síntomas agudos, incluso provocar insuficiencia respiratoria”, alertó.
El médico subrayó la importancia de mantener actualizados los esquemas de vacunación, particularmente contra la influenza y el neumococo, ya que esto puede reducir considerablemente el riesgo de hospitalización por infecciones respiratorias graves.
Asimismo, explicó que los procesos alérgicos son reacciones del sistema inmunológico ante agentes comunes del ambiente, como el polvo, el polen o los cambios bruscos de temperatura. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la congestión nasal, estornudos, picazón ocular, tos seca y dificultad para respirar.
De no tratarse adecuadamente, estos cuadros pueden evolucionar hacia condiciones crónicas como rinitis alérgica, sinusitis, asma o bronquitis alérgica.
Frente a este panorama, Mejía recomendó mantener los espacios ventilados y libres de polvo, evitar la exposición directa a cambios térmicos, y acudir al médico ante síntomas persistentes o intensos.
“Muchas personas se automedican con jarabes o analgésicos que solo enmascaran los síntomas. Eso puede permitir que la enfermedad avance sin diagnóstico ni tratamiento adecuado”, concluyó.