El Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, falleció este lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 de la mañana en la residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Tenía 88 años y su muerte fue causada por un ictus cerebral fulminante, seguido de un fallo cardiocirculatorio irreversible, según confirmó oficialmente el Vaticano. La noticia sacudió al mundo entero, no solo por tratarse del líder espiritual de más de mil millones de católicos, sino por ser una figura cercana, progresista y profundamente humana que cambió el rostro de la Iglesia en el siglo XXI.
Apenas unas horas antes de su muerte, el Papa Francisco hizo su última aparición pública durante la misa de Pascua en la Plaza de San Pedro, donde impartió la tradicional bendición “Urbi et Orbi”. En esa ocasión, se le notó visiblemente debilitado, con dificultad para hablar y moverse, señales claras del deterioro físico que arrastraba desde hace meses, tras sufrir una neumonía bilateral que afectó gravemente su salud desde febrero. Pese a ello, nunca dejó de cumplir con sus deberes pastorales, aferrado a su misión hasta el último aliento.
La noticia provocó reacciones inmediatas en todo el mundo. El presidente de Argentina, Javier Milei, decretó siete días de duelo nacional y lo describió como “una figura única en la historia de nuestra nación y del mundo”. Desde Chile, Gabriel Boric también lamentó profundamente la pérdida y decretó tres días de duelo. Las condolencias no solo llegaron de líderes políticos, sino también de celebridades y figuras públicas. Lionel Messi, por ejemplo, publicó una emotiva despedida en redes sociales: “Un papa distinto, cercano, argentino… QEPD Papa Francisco. Gracias por hacer del mundo un lugar mejor”, acompañado de una foto de cuando se conocieron.
Francisco fue el primer pontífice latinoamericano y el primero en elegir el nombre de Francisco, inspirado en San Francisco de Asís. Su papado, iniciado en 2013, estuvo marcado por una visión pastoral centrada en la humildad, la justicia social, el cuidado de los pobres, el diálogo interreligioso y la reforma interna de la Iglesia. Habló sin tapujos sobre temas controversiales, se acercó a las periferias y desafió estructuras internas que consideraba obsoletas. Su mensaje de misericordia y su estilo directo conectaron profundamente con millones de personas, incluso fuera del ámbito católico.
Con su muerte se activó el protocolo conocido como “sede vacante”, el cual establece que la Santa Sede queda sin papa hasta que se elija un nuevo sucesor. Mientras tanto, el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, asume temporalmente las funciones administrativas. El cuerpo del pontífice será expuesto en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendirle homenaje, y en los próximos días se llevará a cabo el funeral, tras el cual comenzará el cónclave para la elección del nuevo Papa.
Francisco había manifestado en vida que no deseaba un funeral grandioso ni un entierro en la Basílica de San Pedro, como marca la tradición. En cambio, pidió ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, un gesto coherente con su humildad. También pidió que su funeral fuera sencillo, sin excesos ni protocolos, en consonancia con su deseo de una Iglesia más cercana al pueblo.
La muerte del Papa Francisco cierra un capítulo trascendental en la historia de la Iglesia Católica. Su liderazgo, empático y transformador, dejó una huella imborrable en millones de fieles y en el mundo entero. Su legado vivirá en cada acto de compasión, en cada llamado a la justicia y en cada rincón donde aún resuene su voz firme pero humilde que pidió, hasta el final, que nadie quedara afuera.