Cierre podría costar hasta 100 mdd mensuales; 1.3 millones de cabezas quedan varadas en corrales de engorda.
El cierre inmediato del paso de ganado mexicano hacia Estados Unidos —ordenado el 9 de julio por el Departamento de Agricultura de EE. UU.
(USDA) tras confirmarse un nuevo caso de gusano barrenador en Ixhuatlán de Madero, Veracruz— derrumbó, por ahora, los planes de construir una Estación Cuarentenaria junto al Puente III del Comercio Mundial, en Nuevo Laredo.
“Por lo pronto no podemos pensar en otra cuarentenaria. Hay mucha incertidumbre y no queremos terminar con un elefante blanco que no se use por años”, advirtió el ganadero Felipe Javier Fernández Martínez.
Apenas dos días antes, el USDA había iniciado la reapertura gradual de cinco puertos pecuarios —incluido el de Nuevo Laredo—, con fechas escalonadas del 7 de julio al 15 de septiembre.
El nuevo brote tiró por la borda ese calendario y endureció los requisitos sanitarios para el ganado del norte de México.
El sector había recibido el respaldo de la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas Villarreal para edificar la cuarentenaria, condición que ahora pierde sentido hasta que el país erradique completamente la plaga.
Los gobiernos de los estados ganaderos reaccionaron de inmediato. Chihuahua destinó 20 millones de pesos a un plan de emergencia contra el gusano barrenador e integró un Grupo Estatal de Control para reforzar la vigilancia e intensificar la capacitación sanitaria, a fin de impedir que el parásito cruce sus fronteras.
Fernández Martínez pidió esperar “a que el problema del gusano barrenador y la entrada de ganado del sur esté controlado al cien por ciento” antes de reactivar cualquier inversión.
El comunicado con el que el USDA suspendió la reapertura fue remitido el martes al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), que confirmó el nuevo brote en Veracruz y notificó a los productores del país.