Los gerentes de las marcas más grandes e importantes en México llegaron a un acuerdo: vetar a los más de 100 influencers que, en medio de la veda electoral, utilizaron sus redes sociales para emitir comentarios a favor del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Aun con campañas listas para salir, marcas de bebidas y productos de consumo, optaron por cortar por lo sano: pararon estrategias que estaban en marcha donde colaboraban estos líderes digitales, otros decidieron sacarlos de proyectos que estaban a punto de arrancar y unos más simplemente mantienen la lista de vetados cerca para asegurarse de no incluirlos en ningún proyecto.
Estos directivos, que se encargan de salvaguardar la imagen de las marcas y son quienes toman las decisiones sobre los presupuestos de marketing en las empresas, optaron por cerrarle las puertas a estos personajes. Además de no querer relacionarse con temas políticos o ‘salpicarse’ de su mala imagen, coinciden en que rompieron una regla básica del influencer marketing: demostrar ser coherentes con lo que dicen y hacen.
“El 90% de los brand managers de estas grandes marcas se unieron para decir que estaba en sus manos vetar a esos influenciadores, para que ninguno de ellos, como tomadores de decisiones, colabore con ninguna de las personas que se prestó al tema del Partido Verde por su falta de ética”, asegura Gerardo Sordo, fundador y CEO de BrandMe, agencia que conecta marcas con creadores de contenido.
En esta lista, que según la cuenta de Twitter @whatthefffake consta de 103 influencers, se encuentran actores, cantantes, deportistas y creadores de contenidos como Bárbara de Regil, Daniel Bautista, Celia Lora, Lambda García y Raúl Araiza, quienes el sábado 5 de junio –un día antes de las elecciones federales– publicaron contenido en Instagram alentando a sus seguidores a votar por el PVEM.
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“Fue muy obvio”, dice Sordo. “Precisamente un día antes de la elección los Acapulco Shore (algunos integrantes del reality show fueron parte de la campaña) hablan del partido, cuando nunca antes lo habían hecho. Estos personajes, que son admirados por la gente, salen a dar un mensaje solo por ganar dinero fácil esperando que el público les crea, cuando lo único que sucede es que las personas perciben que se les trata como tontos intentando engañarlos”.
“Las audiencias no son tontas, les enoja que no sean auténticos. Por eso lo único que se provoca con esto es la pérdida de credibilidad, autenticidad y de seguidores”, agrega el experto.