En un esfuerzo por mejorar la concentración de los estudiantes y reducir las distracciones en el aula, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) ha implementado una prohibición total del uso de teléfonos celulares en las escuelas intermedias y secundarias. A partir del 18 de febrero, los dispositivos deberán permanecer fuera del alcance de los estudiantes durante toda la jornada escolar, incluyendo recesos y horarios de almuerzo.
Esta medida, aprobada originalmente en junio de 2024, va más allá de la nueva ley estatal de California, que obliga a las escuelas a presentar restricciones antes de julio de 2026. El superintendente Alberto Carvalho justificó la decisión al señalar que los estudiantes han desarrollado una dependencia excesiva de sus teléfonos, afectando su rendimiento académico y social.
Las escuelas podrán elegir entre diferentes métodos para almacenar los celulares: guardarlos en mochilas, almacenarlos en estanterías numeradas, usar bolsas de bloqueo como las Yondr o Faraday, o colocarlos en unidades de almacenamiento cerradas. La única excepción se aplicará en casos de emergencia, aunque el acceso a los dispositivos será regulado por el personal escolar.
El distrito ha destinado un presupuesto de 7 millones de dólares para la implementación de esta norma, y aunque algunos padres han expresado inquietudes sobre la comunicación con sus hijos, las autoridades confían en que la medida contribuirá a un mejor ambiente de aprendizaje.