El presidente de Argentina, Javier Milei, ha anunciado la retirada del país de la Organización Mundial de la Salud (OMS), argumentando «profundas diferencias» en la gestión sanitaria, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Esta decisión refleja una postura similar a la adoptada recientemente por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, explicó que la medida se basa en discrepancias con las directrices de la OMS durante la pandemia, las cuales llevaron a extensos confinamientos que, según el gobierno argentino, afectaron negativamente la economía y la libertad individual. Adorni enfatizó que Argentina no permitirá que un organismo internacional intervenga en su soberanía, especialmente en asuntos de salud.
Además, el gobierno argentino ha expresado su descontento con la influencia política que algunos países ejercen sobre la OMS, cuestionando su independencia y objetividad en la toma de decisiones. Esta acción se enmarca en una serie de políticas de Milei que buscan reducir la participación de Argentina en organismos internacionales, priorizando lo que considera los intereses nacionales.
La retirada de la OMS implica que Argentina dejará de contribuir con aproximadamente 10 millones de dólares anuales al organismo. El gobierno sostiene que esta decisión no afectará la calidad de los servicios de salud en el país y que, por el contrario, otorgará mayor flexibilidad para implementar políticas adaptadas a las necesidades argentinas.
Esta medida ha generado diversas reacciones a nivel nacional e internacional, con debates sobre sus posibles implicaciones para la salud pública y las relaciones diplomáticas de Argentina.