Durante su histórica visita a Córcega, el papa Francisco llamó a los sacerdotes católicos a mantenerse alejados de grupos espirituales que fomentan divisiones políticas. En una cumbre religiosa celebrada en la isla francesa del Mediterráneo, Francisco instó a los líderes eclesiásticos a ejercer discernimiento y vigilancia frente a las prácticas religiosas que promueven actitudes exclusivistas y conflictos.
Ante una multitud de 15 mil personas, el pontífice criticó las formas de religiosidad que buscan engrandecimiento personal a través de polémicas y divisiones. Aunque no mencionó nombres específicos, su mensaje estuvo claramente dirigido a combatir la instrumentalización de la religión con fines políticos. Según Francisco, los pastores de la Iglesia deben enfocarse en construir puentes y no en alimentar ideologías polarizantes.
La visita del Papa, que incluyó un encuentro con el presidente Emmanuel Macron, subrayó su interés en atender las necesidades y problemáticas de las “periferias” del mundo, una constante en su pontificado. Además, destacó el contexto histórico de Córcega, donde las cofradías católicas, aunque mayoritariamente dedicadas a asuntos espirituales, han tenido influencias políticas en ocasiones.
En sus nueve horas en Ajaccio, Francisco reafirmó su compromiso con una Iglesia centrada en la inclusión, la unidad y el servicio, reiterando que la fe debe ser un instrumento de paz y no de división.