Desde el 2 de octubre, 368 personas de un centenar de países debatieron a puerta cerrada en el Vaticano en la Asamblea General del Sínodo sobre el Futuro de la Iglesia. El pasado sábado, la Iglesia católica anunció que deja «abierta» la cuestión de la ordenación de las mujeres como diáconos, un papel que precede al del sacerdote, en una cumbre mundial.
«Esta reflexión debe continuar», señala el documento final aprobado por el papa Francisco, tras un mes de debates. Aunque se afirma que «las mujeres y los hombres tienen una dignidad igual como miembros del pueblo de Dios», se reconoce que «las mujeres siguen topándose con obstáculos para obtener un mayor reconocimiento» de su papel dentro de la Iglesia, según el documento de 51 páginas.
A diferencia de otras confesiones religiosas, la Iglesia católica solo autoriza a los hombres a ocupar el cargo de diácono, un ministerio que les permite celebrar bautizos, bodas y funerales, pero no oficiar misa. En el texto se menciona que «no hay ninguna razón ni ningún obstáculo que pueda impedir que las mujeres ejerzan roles de dirección en la Iglesia», aunque no se especifican cuáles podrían ser esos roles.
Desde el 2 de octubre, 368 personas, incluidos religiosos, obispos y laicos, también mujeres, debatieron a puerta cerrada en el Vaticano en la Asamblea General del Sínodo sobre el Futuro de la Iglesia, que se reunió por primera vez en octubre de 2023. Entre las 155 secciones discutidas, la que versa sobre las mujeres fue la que se enfrentó a más objeciones, con 97 votos en «contra» y 258 «a favor».
El documento también propone una reorganización de la formación de los sacerdotes y una mayor implicación.