El gobierno de Nicolás Maduro denunció la existencia de un complot internacional que buscaba desestabilizar Venezuela y asesinar al presidente. Según las autoridades venezolanas, fueron detenidos seis extranjeros, incluyendo tres estadounidenses, dos españoles y un checo, presuntamente vinculados a estos planes. Además, se incautaron 400 fusiles provenientes de Estados Unidos, lo que refuerza las acusaciones de intervención extranjera.
Diosdado Cabello, ministro del Interior y figura clave del chavismo, informó que los detenidos forman parte de un plan «terrorista» que pretendía desestabilizar al país tras las elecciones de julio, en las que Maduro fue reelecto entre denuncias de fraude. Los españoles arrestados supuestamente tienen vínculos con el Centro Nacional de Inteligencia de España, mientras que uno de los estadounidenses es señalado como «jefe» del plan.
La Casa Blanca rechazó categóricamente estas acusaciones, calificándolas de «falsas», aunque confirmó la detención de un militar estadounidense. Mientras tanto, las relaciones entre Venezuela y España se tensaron luego de que la ministra de Defensa española calificara el gobierno de Maduro como una «dictadura». En medio de este escenario, la opositora María Corina Machado convocó a nuevas protestas para el 28 de septiembre.