Durante la celebración del 33º aniversario de la independencia de Ucrania, el presidente Volodimir Zelenski lanzó una advertencia a Rusia, prometiendo represalias por la invasión de su país. En un discurso grabado en la zona fronteriza desde donde Ucrania realizó una incursión en la región rusa de Kursk, Zelenski afirmó que la guerra había “vuelto a casa” para Rusia y que su país “sorprenderá” nuevamente al Kremlin.
En paralelo, ambos países anunciaron un canje de prisioneros de guerra, intercambiando 230 detenidos, con 115 soldados regresando a cada lado. Este intercambio fue mediado por Emiratos Árabes Unidos, que también pidió una desescalada del conflicto como la única solución viable.
Zelenski también promulgó una ley que prohíbe las actividades de la Iglesia Ortodoxa ucraniana vinculada al Patriarcado de Moscú, acusándola de estar bajo la influencia rusa. Esta medida ha sido criticada por el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, quien acusó a Ucrania de “perseguir” a los creyentes.
Mientras tanto, la ofensiva ucraniana en Kursk ha captado la atención mundial, llevando las hostilidades al territorio ruso, aunque el epicentro de los combates sigue siendo la región del Donbás. Las fuerzas rusas avanzan en esta zona, acercándose a la ciudad de Pokrovsk, lo que ha llevado a las autoridades ucranianas a ordenar evacuaciones urgentes.