El bloqueo de la red social X, anteriormente conocida como Twitter, continúa en Venezuela tras cumplirse 10 días desde que el presidente Nicolás Maduro ordenara la suspensión de la plataforma. Este bloqueo afecta principalmente a la oposición, liderada por María Corina Machado y su candidato Edmundo González Urrutia, quienes dependen de X para difundir sus mensajes en un contexto de creciente censura mediática en el país.
La red social, fundamental para la comunicación en Venezuela, sólo funciona parcialmente a través de VPN y con dificultades para cargar fotos, videos y enlaces. Aunque Maduro argumentó que la suspensión se debía a supuestas «campañas de odio» y un intento de «golpe de Estado» por parte de la oposición, no ha aclarado si la medida se prolongará indefinidamente.
El mandatario ha intensificado su retórica contra las redes sociales y plataformas de mensajería, llegando a calificar al propietario de X, Elon Musk, de «neofascista» y acusándolo de coordinar «ataques contra Venezuela». A pesar de las críticas, el Ministerio de Comunicación e Información no ha emitido declaraciones sobre la posibilidad de extender el bloqueo.
El bloqueo de X es visto por analistas como un esfuerzo para controlar la narrativa en el país y restringir el acceso a información crítica del gobierno. Melanio Escobar, periodista y activista de la ONG Redes Ayudas, advierte que esta medida solo beneficia al régimen de Maduro al permitirle manipular la información y mantener a la población desinformada.
El uso de X por parte de Maduro y las instituciones estatales, como la petrolera PDVSA y canales de televisión pública, también ha cesado desde el 8 de agosto. Muchas de estas entidades han migrado a Telegram, mientras que la Asamblea Nacional, dominada por el chavismo, debate una ley para regular las redes sociales en el país. La prolongación del bloqueo mantiene a la población en un estado de incertidumbre y acrecienta la tensión en un país ya polarizado.