CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las penurias asociadas con la pandemia del coronavirus obligaron a muchas antiguas trabajadoras sexuales a reanudar esa actividad años después de haberla dejado, ahora con más peligros y manteniendo relaciones en automóviles o incluso en las aceras al no haber hoteles disponibles.
Claudia, quien como otras trabajadoras sexuales entrevistadas pidió ser identificada solo por su primer nombre, dejó de trabajar en la calle hace una década, tras casarse con un antiguo cliente. Pero cuando su esposo perdió su trabajo al comenzar la pandemia, la pareja se atrasó cuatro meses en el pago del alquiler de su departamento.
La única solución que se le ocurrió a Claudia fue volver a trabajar en las calles.
“Fue una entrada para comer, para pagar la renta. Fue lo que me obligó a regresar después de diez años”, explicó Claudia, quien ahora debe solo un mes de alquiler. “Es duro regresar y ver de nuevo tantas compañeras de mi época, volver a lo mismo”.
Laura, una mujer transgénero de 62 años que empezó a trabajar en las calles de la Ciudad de México hace 40 años, libra una batalla diaria dormir bajo un techo. Si consigue algún cliente, tal vez saque lo suficiente para pagar un hotel barato esa noche. De lo contrario, duerme en la calle.
Laura dijo que muchos de sus clientes se quedaron sin trabajo y no pueden pagarle. En determinado momento tuvo que empeñar su teléfono, donde tenía los datos de algunos de sus clientes.
“A veces no tienes dinero para comer. Tal vez puedas comer una vez al día”, reveló Laura. Respecto al peligro de contraer el coronavirus, dice: “Me encomiendo mucho a Dios y me siento segura porque procuro ser limpia”, usando desinfectantes.
Las cosas son más duras para las trabajadoras sexuales de cierta edad como Laura porque hay miles de jóvenes que se han visto obligadas a ejercer el oficio por la pandemia, que forzó el cierre de restaurantes, tiendas y otras fuentes de empleo.
Elvira Madrid, quien dirige una organización llamada Brigada Callejera de Apoyo a las Mujeres, dice que su grupo contabilizó 15.200 trabajadoras sexuales en la Ciudad de México en agosto, casi el doble de las que había antes de la pandemia.
“La sorpresa fue que aumentó el número de compañeras”, expresó Madrid. Hay trabajadoras “en cada esquina, es impresionante”.
Madrid calcula que el 40% son trabajadoras sexuales que habían dejado el oficio y que se vieron obligadas a regresar por la pandemia. Otro 40% son nuevas en la profesión y un 20% son mujeres que ejercen el oficio ocasionalmente.