“No vengas, la frontera está cerrada”, es el mensaje que las autoridades en Estados Unidos dan a los cientos de migrantes que intentan llegar a ese país.
Los funcionarios estadounidenses están tratando de transmitir un mensaje cada vez más enfático al creciente número de solicitantes de asilo, en su mayoría centroamericanos, que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México.
Si bien Estados Unidos está expulsando a familias e individuos migrantes a México bajo una orden de salud pública de la era Trump para limitar la propagación del coronavirus, miles de familias han sido liberadas en ese país en las últimas semanas a la espera del resultado de sus casos de inmigración.
El mismo día que el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, apareció en cinco programas de televisión dominicales de Estados Unidos para emitir las advertencias, los agentes fronterizos estadounidenses en el Valle del Río Grande de Texas comenzaron a liberar a las familias de migrantes para aliviar la presión sobre las instalaciones fronterizas abarrotadas sin fechas establecidas para comparecer en la corte de inmigración.
El trato variado de las familias desconcierta a los migrantes y genera frustración tanto entre los defensores de la inmigración como entre los agentes fronterizos.
Ante estas acciones, las críticas al presidente Joe Biden no se han hecho esperar por parte de los republicanos, sobre el “mensaje mixto” en la frontera; es decir, las palabras dichas por el demócrata están alentando a más personas a cruzar, incluso cuando las instalaciones fronterizas llenan su capacidad pasada en medio de la pandemia de coronavirus.