La sonda rusa Luna-25, que representaba la primera misión lunar de Rusia desde 1976, sufrió un percance y se estrelló en la superficie del satélite terrestre.
A pesar de este revés, el jefe de la agencia espacial rusa, Yuri Borísov, enfatizó que Rusia no debería abandonar su programa de exploración lunar y que interrumpirlo sería una decisión equivocada.
Borísov destacó la importancia de dominar todas las tecnologías y señaló que la experiencia acumulada en décadas pasadas se ha perdido en gran medida debido a la interrupción del programa de exploración espacial durante casi 50 años.
La sonda Luna-25 sufrió un accidente debido a un problema técnico en uno de sus motores. Un motor no se apagó de acuerdo con el programa y funcionó durante 127 segundos en lugar de los 84 segundos previstos. Como resultado, la sonda se estrelló contra la Luna durante una maniobra previa a su alunizaje.
A pesar de este contratiempo, una comisión especial se ha formado para investigar las causas exactas del accidente y tomar medidas para evitar incidentes similares en futuras misiones. Esta situación se presenta en un momento en que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha reafirmado su compromiso de mantener a Rusia como líder en la exploración espacial, recordando el legado de la Unión Soviética en el envío del primer hombre al espacio en 1961.
La misión Luna-25 tenía como objetivo recoger muestras y realizar investigaciones científicas a largo plazo en la Luna. A pesar de este revés, Rusia continuará su programa espacial, demostrando su determinación en la exploración del espacio y la búsqueda de nuevos conocimientos en el satélite natural de la Tierra.