En un firme pronunciamiento, la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, ha expresado su rotundo rechazo a la posible entrega de bombas de racimo a Ucrania.
Este tipo de munición, conocida por su impacto devastador en la población civil, está siendo considerada por Estados Unidos para su envío a Kiev.
En una declaración realizada en Viena, previa a su participación en una reunión sobre cambio climático de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la jefa de la diplomacia alemana hizo referencia al tratado de Oslo que rige para Alemania.
Este tratado, conocido como la Convención sobre Municiones de Racimo, prohíbe el uso de este tipo de munición por parte de 111 Estados, y entró en vigor en 2008.
Baerbock destacó que Alemania se adhiere a este tratado vinculante, el cual prohíbe el uso, producción, almacenamiento y transferencia de bombas de racimo. Cabe destacar que ni Ucrania, ni Rusia, ni Estados Unidos son parte de este acuerdo internacional.
Organizaciones no gubernamentales internacionales, como Human Rights Watch, han denunciado el uso de estas armas por ambos bandos en el conflicto, al tiempo que han instado a Washington a no entregarlas a Ucrania.
Las bombas de racimo, lanzadas por artillería o aviación, liberan múltiples cargas explosivas de pequeño tamaño que cubren un área extensa y representan una amenaza para la población civil.
Además, las bombas no explotadas siguen suponiendo un peligro incluso después de finalizado el conflicto.
Ucrania alega que utilizará estas bombas contra las tropas rusas atrincheradas antes de avanzar con sus fuerzas, asegurando que no pondrá en riesgo a la población civil.