Un estudio del Centro Oncológico Cedars-Sinai ha revelado que la pérdida del cromosoma Y en las células del cáncer de vejiga permite eludir el sistema inmunitario y crecer de manera agresiva. Esta conexión entre el envejecimiento masculino y el cáncer de vejiga ha sido identificada por primera vez, y se ha constatado que esta pérdida genética mejora la respuesta del tratamiento de inmunoterapia con inhibidores de puntos de control inmunitarios.
Los investigadores han desarrollado una prueba para detectar la pérdida del cromosoma Y en tumores de cáncer de vejiga, lo que ayudará a adaptar el tratamiento con inhibidores de puntos de control inmunitarios en pacientes masculinos.
Esta pérdida genética, que ocurre a medida que los hombres envejecen, ha sido asociada previamente con varios tipos de cáncer, incluyendo el de vejiga, así como con enfermedades cardíacas y la enfermedad de Alzheimer.
El estudio demostró que los pacientes con pérdida del cromosoma Y presentaban un peor pronóstico en el grupo no tratado con inhibidores de puntos de control inmunitarios, mientras que aquellos que recibieron inmunoterapia mostraron tasas de supervivencia global mucho mejores.
Los tumores que carecían del cromosoma Y crecieron más rápidamente en ratones con sistemas inmunitarios intactos, lo que indica que la pérdida del cromosoma Y agota las células T, que son esenciales para combatir el cáncer.
A pesar de su agresividad, los tumores sin el cromosoma Y también respondieron de manera más favorable a la inmunoterapia con inhibidores de puntos de control inmunitarios, que revierte el agotamiento de las células T y activa el sistema inmunitario para combatir el cáncer.
Los investigadores consideran que la pérdida del cromosoma Y es una estrategia adaptativa de las células tumorales para evadir el sistema inmunitario y sobrevivir en diferentes órganos. Sin embargo, se requiere una mayor comprensión de la conexión genética entre la pérdida del cromosoma Y y el agotamiento de las células T.
En resumen, la pérdida del cromosoma Y en hombres conduce a un crecimiento agresivo del cáncer de vejiga al permitir que las células eludan el sistema inmunitario, pero también abre nuevas oportunidades terapéuticas en la inmunoterapia para combatir la enfermedad.