POR José Inés Figueroa Vitela
“No soy gran cosa, pero soy todo lo que tengo”, si la memoria no me falla, se llama el primer libro que leí en conciencia, en mis mocedades.
Lo que ha hecho en sus primeros meses de gobierno el doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, puede leerse en derrama económica, en metro cúbicos, cuadrados o lineales, en litros o cualquier otra unidad de medida que se ocurra.
Si hizo la reducción de la tabla, hasta la unidad, ya superó a su antecesor, que no solo dejó de invertir el presupuesto en infraestructura o desarrollo, sino que abandonó lo existente, hasta su destrucción, marcando un retroceso enorme, del que no se tiene memoria.
Por supuesto, en acciones tangibles, así en obras, como programas y acciones sociales, no es poco lo concretado en el incipiente gobierno. Pero el mayor logro de AMÉRICO, desde que fue electo, hasta su asunción y en el arranque se su sexenio, no se mide ni se palpa de manera física.
El cambio, la transformación, características del nuevo gobierno se ve, se siente, se nota, en el semblante, en la actitud, en la esperanza de un pueblo que padeció el paso de una pandilla de delincuentes por las esferas del poder público estatal.
Desde el primero de octubre del año pasado, solo el hecho de saber que un hombre preparado, bueno, solidario, inteligente, firme, visionarios, preocupado y ocupado del bienestar común, gobierna Tamaulipas, el sentimiento social cambió.
¿Se acuerda?… a aquello hasta nombre le pusieron: mal humor social. Ahora se sabe que los cuerpos de seguridad y las instituciones del estado no serán usadas para el despojo de los particulares, su persecución, desaparición o encarcelamiento, como fue el común denominador del pasado sexenio.
Se respira en el ambiente, se siente en la individualidad, en lo familiar y en el colectivo general. Eso sí, no tiene tamaño ni precio para fijarle… sin límites.
Por eso las expectativas están dadas sobre lo que hoy va a informar al pueblo de Tamaulipas el Gobernador del Estado, predispuestos, en el sentimiento de que el primer paso ya se ha dado y ha sido mayúsculo.
De los otros, algunos los llaman “marranos y trompudos” y los demás solo les dan el trato que les corresponde de ¡cínicos! Sin el menor rubor, el dirigente y sus compañeros diputados panistas, locales y federales, ayer salieron a dictar una conferencia de prensa, para llamar, con mentiras, mentirosos a sus pares morenistas.
Ondeando la bandera de los cuatro norteamericanos que fueron “levantados” hace unos días en Matamoros, y tres después encontrados en una casucha de comunidad cercana a la cabecera municipal, repitieron el gastado cliché de que “el Estado se le cae a pedazos a MORENA”.
En Tamaulipas, de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, del primero de octubre del 2 mi 16, al 30 de septiembre del 2 mil 22, se dieron 4 mil 418 desapariciones de personas de las que sus familias no volvieron a saber.
Solo en el último mes de la gestión estatal panista, fuero tres grupos de personas las desaparecidas en la frontera –dos de albañiles de Victoria, Madero y Valle Hermoso y uno de artesanos de Oaxaca-, sin que, como en la mayoría de los demás casos, se les diera una respuesta.
Ahí se quedaron, hablando solos afuera de la Casa de Gobierno, los familiares de los obreros victorenses, pidiendo la localización de sus seres queridos.
Ya con AMÉRICO en la gubernatura, otro grupo de artesanos, estos de Puebla, también fue reportado como desaparecido y después un grupo de funcionarios de un ayuntamiento de Coahuila; ambos fueron recuperados.
El mismo grupo de ciudadanos norteamericanos desaparecido en Matamoros, aun con dos de ellos muertos, fue localizado por las autoridades tamaulipecas, lo que no habría sucedido, como nunca sucedió, durante el gobierno panista, cómplice, omiso o incapaz.
No es para presumirse y tampoco es deseable; los colectivos buscan vivos a sus cercanos desaparecidos, pero muchos de ellos desearían al menos saber dónde quedaron sus restos mortales, si ya murieron, para darles sepultura y tener dónde llorarles.
Cosa que no pasó con los panistas. Con toda esa tragedia que agobia a propios y extraños, los cínicos y desalmados panistas volvieron a salir ayer, decía, a pretender hacer proselitismo y atacar al nuevo gobierno estatal morenista.
Muy orondos, el MOYO GARCÍA e IMELDA SANMIGUEL, no supieron qué decir de los mil 96 desaparecidos de su municipio de origen, cuando fueron gobierno, como no lo hicieron el CACHORRO CANTÚ y GERARDO PEÑA de los mil 38 de Reynosa, ni la matamorense de los 735 en su plaza.
Claro que el dirigente panista dijo que sí los atendieron y siempre dieron la cara; lo que no supo explicar fue cómo lo hicieron cuando que, los desaparecidos siguen desaparecidos y las familias buscándolos.