La Guardia Nacional texana busco impedir el cruce de migrantes a través de El Bravo, pero muchos se arriesgaron a cruzar y ponerse a disposición de la patrulla fronteriza
AGENCIAS
Replegados en el muro fronterizo, cientos de migrantes de Centro y Sudamérica forman una megafila para entregarse a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Los migrantes se movieron unos 300 metros del área donde el gobierno de Texas reforzó el martes con alambre de púas la orilla del Río Bravo y desplegó soldados de la Guardia Nacional estatal con tanquetas, a unos 200 metros del puente internacional Paso del Norte.
A pocos metros se encuentra otro cruce internacional, el Reforma, en cuya área se localiza una puerta habilitada en el muro, donde desde temprana hora comenzaron a concentrarse las personas en movilidad para ser procesados por la Patrulla Fronteriza.
El martes, los integrantes de la Guardia Nacional de Texas amedrentaron a los migrantes a no cruzar el Bravo, pero muchos se arriesgaron a vencer el alambre de púas, tras lo cual fueron arrestados por la Patrulla Fronteriza y enviados a centros de detención.
Ante el “muro” de tanquetas y soldados texanos, cuyo despliegue se concentró en el área del Barrio Chihuahuita, en El Paso, los migrantes, muchos de ellos venezolanos, se movieron hacia otra zona, cercana al Centro, y poco a poco han sido recibidos por las autoridades migratorias.
Familias completas se observan en ambos lados de la frontera, unos esperando noticias favorables para poder pedir asilo y otros desesperados cruzando las aguas heladas del Bravo para formarse en la fila enorme, debajo del puente Reforma.
“Biden ayúdanos, danos la dicha de mostrarte que sí podemos trabajar”, suplicó en entrevista Renny Rodríguez, de 39 años, quien dejó su natal Venezuela hace cuatro meses para poder ingresar a Estados Unidos.
Este 21 de diciembre, luego de 20 días, el mercaderista, barbero y entrenador físico, decidió llegar al Río Bravo para formarse en la fila junto al muro y entregarse a las autoridades norteamericanas.
“Lo que queremos es trabajar”, señala a punto del llanto al recordar lo difícil que ha sido su travesía desde que dejó a su familia para llegar al norte.
“Salimos de nuestro país para lograr el sueño, no tanto es el sueño, es trabajar por nuestras familias. Yo no lo hago por mí, lo hago por ellos”.
“Venimos de un país reprimido que pensábamos que iba a mejorar por socialismo, pero nada, eso es mentira.
Ahora son 20 años de dictadura, te reprimen al pueblo, entonces ya no hay trabajo”.
