Científicos encontraron que ciervos de cola blanca de Staten Island, Nueva York, portan la variante Ómicron altamente transmisible del COVID-19, lo que sería el primer registro del virus en animales salvajes.
De acuerdo con un estudio publicado en Biorxiv, que no ha sido revisado por pares, este hallazgo incrementaría las preocupaciones de que los ciervos que se encuentran ampliamente distribuidos en los Estados Unidos y viven cerca de los humanos, podrían convertirse en un reservorio del virus y una fuente potencial de nuevas variantes.
El Departamento de Agricultura de EE. UU. confirmó infecciones en ciervos de 13 estados: Arkansas, Illinois, Kansas, Maine, Massachusetts, Minnesota, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Norte, Oklahoma, Pensilvania, Tennessee y Virginia.
Además, los investigadores informaron anteriormente que el COVID-19 estaba muy extendido en los ciervos en Iowa a fines de 2020 y en partes de Ohio a principios de 2021.
El estudio sugiere que los ciervos contraen el virus de los humanos y luego lo transmiten a otros ciervos, pero aún no hay evidencia de que los animales lo transmitan a las personas.
Sin embargo, la circulación generalizada y a más largo plazo del COVID-19 en los ciervos le daría al virus más oportunidades de mutar, lo que podría dar lugar a nuevas variantes que podrían propagarse a las personas u otras especies animales.
Como parte del estudio, investigadores de Penn State, la organización sin fines de lucro de conservación White Buffalo, el Departamento de Parques y Recreación de la Ciudad de Nueva York y otras instituciones, analizaron muestras de 131 ciervos y encontraron que casi el 15 por ciento tenían anticuerpos contra el virus en la sangre, lo que sugiere que los animales habían sido infectados previamente con esta u otra variante del virus.
Los científicos advirtieron que si los hallazgos se comprueban, significaría que los venados pueden volverse a infectar, repetidamente, con nuevas variantes, además de ómicron.
“La circulación del virus en los ciervos ofrece oportunidades para que se adapte y evolucione. Y es probable que vuelva a perseguirnos en el futuro”, afirmó Vivek Kapur, microbiólogo veterinario de la Universidad de Penn State, que forma parte del equipo de investigación de Staten Island.
Aunque se desconoce cómo los humanos están propagando el virus a los ciervos, una de las hipótesis es que podría ser al momento de que las personas alimentan a los ciervos con la mano en parques o patios, o indirectamente, a través de aguas residuales o basura contaminada.
El Dr. Mubareka enfatizó la necesidad de una vigilancia longitudinal del ciervo de Staten Island para determinar cómo evoluciona la variante, si se extiende a otros animales salvajes y qué nivel de enfermedad causa, pues los ciervos han aparecido asintomáticos cuando se infectaron con variantes anteriores.